Familia Equilibrada Previene Violencia Juvenil
Kalena de Velado, 29 de Octubre 2006.
¿Cómo equilibrar efectivamente el trabajo fuera de la casa con el trabajo de la familia y educación de los hijos en valores? Debemos iniciar con ser transparentes y honestos para aceptar, sin cargos de conciencia, que las familias sólidas y felices son lo más importante para que una sociedad se desarrolle sana. Una visión clara en este campo ayuda a encontrar los caminos específicos para poder conciliar la vida familiar y el trabajo, no solo como una labor personal sino como una estrategia de prevención de la violencia juvenil desde el estado y desde las empresas. En realidad son muchas las ventajas de conciliar estos dos ámbitos, porque además de crear competitividad, promueve la innovación, la lealtad y la efectividad laboral.
Me parece que hay que comenzar por devolver su prestigio original a las tareas propias del manejo del hogar. Hombres y mujeres deberíamos quitarnos los prejuicios que adjudican el trabajo no remunerado relacionado con los cuidados de la familia como responsabilidad principal de las mujeres y el trabajo remunerado relacionado a la vida económica como responsabilidad principal de los hombres.
Ambos somos corresponsables de sacar adelante el hogar y la familia.
Es necesario además evitar la mentalidad de “estar oficialmente cansado (a)” al llegar a la casa y aprender a descansar jugando con los niños y ayudando activamente en las tareas del hogar. De otra forma, no se creará en el hogar el ambiente educativo necesario para formar en valores a los niños y niñas y no contarán con las herramientas morales necesarias que les ayuden a tomar mejores decisiones que les eviten conductas de riesgo.
Las empresas desempeñan un papel esencial en el tema de conciliar familia y trabajo por medio de la responsabilidad social empresarial que tenga en cuenta la vida familiar de los empleados (un stakeholder importante), jefes, proveedores y clientes, usuarios o pacientes.
Un elemento estratégico de prevención es no asumir que las familias saben cómo “ser mejores familias”. Esto no es un conocimiento con el que se nace, aunque el hogar paterno es un modelo si se ha tenido la suerte de contar con uno sano. En esto juegan un rol invaluable las mujeres y los hombres profesionales líderes, que desde sus puestos de alta autoridad demuestran sin miedo que la familia viene primero, tomando decisiones en base esto, negociando el respeto al tiempo con la familia. Para premiar el esfuerzo en la implantación de una cultura empresarial a favor del balance entre vida familiar y laboral, en algunos países se ha creado el “Certificado de Empresas Familiarmente Responsables”. El apoyo al balance promueve además la igualdad de oportunidades para las mujeres.
Los medios de comunicación pueden aportar a conciliar trabajo y hogar presentando una revalorización de este último como primera escuela de humanismo y de solidaridad con campañas que fortalezcan el verdadero sentido del matrimonio y de la familia; y cuidando la programación con series de calidad y de valores. Es necesario promover políticas intersectorial es e intergubernamentales que favorezcan la conciliación familia-trabajo. Se pueden legalizar y normar los contratos a tiempo parcial; flexibilizar la jornada laboral; usar más el “teletrabajo”; facilitar el tiempo de lactancia, cuidado de enfermos, ancianos y el acceso a guarderías cercanas o en planta; etc. Podríamos realizar investigaciones y foros de intercambio de buenas prácticas de balance tanto nacionales como internacionales.
La mejor muestra de justicia, solidaridad y cooperación en la prevención de la violencia juvenil pasa por establecer estrategias sociales, económicas y empresariales que permitan que los ciudadanos cuiden de sus familias. Así también se evita que emigren o la descuiden y la desatiendan por cansancio laboral.